Siempre
he despreciado la bondad de los superhéroes.
Cuando
era pequeño, solía leer cómics de Superman. Veía aquel hombre, fuerte; raudo e
indestructible, podía hacer lo que quisiera y cuándo quisiera. Y sin embargo,
se dedicaba a ayudar a los demás a cambio de nada.
Podía
haber aprovechado aquel extraordinario poder para atracar bancos o para someter
al mundo bajo sus relucientes botas carmesís; sin embargo, lo desperdiciaba
haciendo un bien a la comunidad. Mi
padre me dijo en su lecho de muerte, cuando aún era un niño “Hijo, aprovecha todas y cada una de las
oportunidades que te brinde la vida. Aprovecha cada segundo y no desperdicies en
ningún momento el poder que se te brinde” qué razón tenía aquel hombre.
No mucho más tarde, siguiendo el consejo de mi
padre, me presenté para ser agente de policía en este distrito abandonado por
la justicia, la coherencia y la reluciente mano de Dios. Me esforcé hasta prácticamente
llorar lágrimas de sangre, pero al fin, accedí al cargo.
Ahora era alguien;
ahora tenía poder, y no pensaba actuar como aquel cretino con los calzoncillos
por fuera.
Conocí
a mi mujer, Betty, en un bar. La salvé de que un borracho la violara allí
mismo, delante de las risas quejumbrosas de los parroquianos. Poco a poco nos
fuimos conociendo mejor; ella era la única que conseguía sacar todo lo bueno
que había en mí, y yo simplemente me enamoré perdidamente de ella, de su risa,
sus labios; su boca, de todo su ser. Era la pieza del puzzle que creí haber
perdido para siempre. Al poco tiempo de empezar a vivir juntos, se quedó
embarazada. En el invierno más rudo que mi memoria alcanzaba a recordar, nació
el pequeño Matt.
Ahora
mi vida estaba completa.
Era completamente feliz.
Hasta
hace una semana.
Un
malnacido, de nombre Joe el billetes,
atracó la sucursal bancaria del distrito. Asesinó cruelmente a todos y cada uno
de los que permanecían dentro de él una vez le dieron el dinero. Entre ellos
estaban mi mujer y mi hijo.
Jamás
creía que una sola persona pudiera albergar semejante dolor dentro de su
corazón hasta ese momento. Mi alma se estaba llenando de odio, rabia y
desesperación. Sin apenas darme cuenta, me estaba precipitando al vacío anegado
por la oscuridad.
Dejé
el trabajo y comencé a vivir la obsesión; la testarudez de acabar con aquel
hijo de puta. No tarde mucho en encontrarlo, saber a dónde iba y de dónde
venía, gastándose el dinero que había costado la vida de las personas más
importantes en mi vida.
Lo iba
a pagar.
Es
más, lo está pagando ahora mismo.
Hace una hora lo vi subirse al coche de camino
al puerto y le seguí. Aparcó el coche en una zona apartada, para comprar algo
de cocaína. Nada podía fallar ahora; los astros, el karma, la justicia o cómo
quieras llamarlo se habían alineado y me estaba dando la oportunidad de
reequilibrar la balanza. Mi venganza se llevaría a cabo.
Cuando
volvió a subirse a su destartalado coche ya era demasiado tarde. Lo había rociado
con más de cincuenta litros de gasolina y había roto la cerradura, ahora se
encontraba atrapado dentro del coche. Escuché sus insultos, sus blasfemias y
todas las parrafadas que podían salir de aquella cloaca que tenía por boca.
Simplemente me quedé fuera, observando su asqueroso rostro hasta que no pude
más. Me aparté unos metros y lancé el cigarro que tenía atrapado entre mis
labios contra aquel coche que comenzó a arder.
Ahora,
el coche está ardiendo vivamente. Escucho atentamente los gritos de dolor y
desesperación que brotan de esa garganta quejumbrosa. Cada segundo de su agonía
es para mí uno de gozo indescriptible. Hasta que al final, han cesado los
gritos. Ese hijo de puta ya ha muerto, debería de haber vivido un poco más para
mi gusto, debería de haber sufrido más.
Siempre
he oído que una vez completada la venganza, el sentimiento de vacío y la agonía
nunca desaparece; que prevalece sobre todas las cosas.
He de decir que al
principio no es cierto, pero que luego, se vuelve la cruda realidad. Un
fantasmagórico sentimiento de alivio y gozo inundó mi cuerpo al principio, pero
luego se tornó igual que antes. Solo amargura, dolor y vacío. Él había muerto,
pero de sus cenizas no habían resurgido mi mujer y mi pequeño. Seguía igual de
solo.
Ahora
me estoy colocando el revólver en la sien. Tu tacto es frío, aunque sé que
dentro de poco dejaré de sentirlo. Voy a reunirme con mi mujer y mi hijo ahora
que he completado mi Vendetta. Espero
mientras me fumo mi último cigarro y observo el esqueleto calcinado del coche
al que yo mismo prendí fuego. Doy mi última calada al cigarro, exhalo el humo
con infinita tranquilidad; no tengo prisa, ahora ya no.
Una vez acabado el
cigarro lanzo la colilla en dirección al vehículo, perdiéndose entre las vivas
llamas de odio. Cojo el revólver con fuerza y al fin, aprieto el gatillo.
Ooooorggg!!! No sé si transmito bien mi reacción ante este escrito. Espero que sí. ¡Me encanta! No soy una persona de finales felices y por eso esto me gusta. Muy real.
ResponderEliminarPara que no veas que me he ablandado y que bajo la guardia te diré que falta pulirlo. Lo de siempre: acentos, repeticiones, puede que una coma que quedaría mejor siendo punto... Lo último es hilar muy fino pero si no te lo digo reviento.
Lo que has escrito me ha recordado a una escena que me he leído hoy de "El temor de un hombre sabio" que (dudo que necesites que te lo diga pero por si acaso)es el libro que sigue a "El nombre del viento" de Patrick Rothfuss. Si aún no te lo has leído, te animo a hacerlo (¡y mucho!)
Y por hoy ya está. Me quedo con ganas de más.
=)
Me alegro que te guste tanto, es un gran estímulo :)
EliminarY me alegra saber que no te has ablandado nada jajajaja así no bajo la guardia ^^
Y por lo de los libros de la saga de Patrick Rothfuss, los conozco pero no he tenido el placer de hincarles el diente :(
De todas formas repito. Me alegro que te halla gustado ^^
Me pillas ahora con el libro en la mano. Bueno, es un decir, porque tiene 1190 páginas. Y no lo he pesado porque no quiero asustarme. Me niego a dejarlo en casa teniendo dos horas al día para leer en el metro y cargo con él todo el día a la espalda. Cuando lo abandono me hace ojitos y me siento culpable por dejarlo solo :(
EliminarA esto último no le hagas mucho caso, es que soy así. Pero no soy peligrosa ni nada.
Lo dicho, creo que te encanará.
¿Aceptas críticas constructivas? Me ha parecido leer por ahí que sí xD
ResponderEliminarBueno, yo no soy una gran eminencia en escritura ni muchísimo menos, pero me apasiona. Durante un tiempo tuve con una amiga un foro de relatos y entre todos intentábamos ayudarnos a escribir mejor, corregir fallos de puntuación, etc. A mí, en su día, eso me ayudó mucho a corregir cositas y escribir mejor, así que voy a hacerte lo mismo ; ) si te molesta por cualquier cosa dilo y no lo volveré a hacer jaja pero creo que ver directamente dónde está la errata sirve más que que te digan, en general, que hay fallos.
Aquí "Veía aquel hombre, fuerte; raudo e indestructible" no estoy segura de si la primera coma sobraría, pero en el punto y coma pegaría más una coma: estás haciendo una enumeración dónde los elementos no necesitan comas, ni son líneas independientes porque simplemente son adverbios/adjetivos que describen todos más o menos lo mismo.
"sus relucientes botas carmesís". El plural de carmesí es carmesíes ; )
"Mi padre me dijo en su lecho de muerte, cuando aún era un niño “Hijo, aprovecha todas y cada una de las oportunidades que te brinde la vida. Aprovecha cada segundo y no desperdicies en ningún momento el poder que se te brinde” qué razón tenía aquel hombre." detrás de niño falta una coma (es un inciso para explicar que aún eras un niño) y al final de la cita falta un punto. Quedaría "[...] el poder que se te brinde". Qué razón tenía aquél hombre".
" pero al fin, accedí al cargo". Aquí creo que o te tomas el "al fin" como un inciso y entonces va entre comas o no lo haces y entonces no hay ninguna coma.
"Ahora era alguien; ahora tenía poder, y no pensaba [...]". El segundo "ahora" sobraría por ser una repetición de palabra, pero bueno, quizá le da más fuerza a la frase xD lo que sí que sobra es la coma antes de la y.
...Y hasta aquí hemos llegado, que se me hace tarde. Quizá te resultaría interesante repasarte las normas ortográficas para cada signo de puntuación, que muchas veces se nos olvidan.
Es normal tener errores (yo sigo teniendo y, como has podido comprobar, sigo sin estar segura de algunas cosas xD) e ir puliéndolos es complicado, pero te recomiendo encarecidamente que releas lo que escribes varias veces. Es más fácil que te lo señalen desde fuera, pero cuanto más repaso le des tú más cosas puedes encontrar. Además de pulir expresiones, tildes, etc.
Todo esto a parte, me ha gustado mucho el texto y voy a echarle un ojo al resto del blog cuando tenga tiempo :)
Sí, acepto todo tipo de críticas constructivas :) y he tomado nota de todos los "fallitos" que me has encontrado ¡Gracias por colaborar para que pueda mejorar! ^_^
EliminarCompletamente de acuerdo en todo menos en el "ahora". Creo que ahí esa repetición haría énfasis en el "ahora", en ese momento, en ese instante de su vida...
EliminarMe alegro que hayas entrado, Iria ;) Ves, Rubén. Te recomiendo x)
Jejeje Gracias Isabel, así me gusta. El boca a boca es la mejor publicidad :)
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