martes, 10 de enero de 2012

El secreto entre los árboles (Parte 5)


Ya era noche cerrada y en el firmamento brillaban con fuerza todas y cada una de las estrellas. Aunque ninguno de ellos pudiera alzar la cabeza y contemplarlas. El consejero Edgar se encontraba solo en su estudio. Era un estudioso, siempre lo había sido, y leía los antiguos textos a la luz de la lámpara de aceite que siempre colocaba en un habitáculo de una piedra caliza brillante, para evitar que en uno de esos despistes que tiene las personas de longeva edad pudiera provocar un incendio que asolara la ciudad de Gaia hasta las raíces más profundas.

De vez en cuando, apartaba la mirada de aquellos roído libros y contemplaba su amorfo reflejo en la superficie brillante y pulida de la lámpara de latón. Había veces que no se reconocía. El tiempo había hecho estragos en su piel, transformándola en un cúmulo de arrugas lacias.

Fuera, comenzó a escuchar pasos. Las vibraciones de los saltos y los pasos se transmitían magníficamente por la madera de los árboles. Otro de los motivos por el cual decidieron los antiguos maestros comenzar allí una nueva vida. Era raro escuchar a gente deambulando por la ciudad una vez puesto el Sol. Todo el mundo temía a las aves rapaces que surcaban los cielos de noche, por eso, una vez se había ocultado el Sol y la claridad del bosque se sumía poco a poco en la oscuridad, la gente volvía a sus casas de madera; al refugio que era su hogar, para no volver a salir hasta el alba.

Los pasos se acercaban cada vez más a su casa, sin duda, tendría que ser importante. Entonces el silencio sepulcral de la noche fue roto por los golpes que propinaban los nudillos en su puerta. Con paso relajado, el consejero Edgar se acercó a la puerta y abrió. Se trataba de Altá, el mensajero.

- ¡Buenas noches gran consejero Edgar!
- Buenas noches, Altá. ¿Qué te trae por mi morada cuando ya ha caído la noche?
- ¡Es un mensaje urgente, consejero! ¡Es una reunión extraordinaria del consejo!
- ¿Reunión extraordinaria? ¿A estas horas de la noche?
- ¡Sí, consejero! – Bramó de nuevo.
- ¿De qué se trata?
- Lobos, señor. Se trata de los lobos.




Las caras de sueño reinaban los rostros de los presentes en la sala de reuniones. Esta sala estaba dentro de un enorme tronco de árbol que yacía muerto mucho antes de llegar ellos allí. Lo vaciaron y reconstruyeron con sus propias manos para crear una sala de reuniones en forma de tubo. Donde la parte más baja estaba la enorme mesa de madera donde se sentaban los miembros del consejo y talladas en las paredes, miles de asientos creando una espiral ascendente. La acústica tanto en la parte superior como en la inferior era perfecta. Todo estaba estudiado al detalle.

En esos momentos, permanecían en la sala de reuniones los seis consejeros, sentado cada uno en su enorme asiento. Delante de ellos, tras enorme mesa, se encontraba Álex y tres hombres más. Todos ellos eran cazadores experimentados.

- Bueno, ¿Por qué se nos molesta una vez finalizado el crepúsculo? ¿Para qué sandez se nos llama a los consejeros esta vez? Hablad, cazadores, hablad – Dijo ofuscado el consejero Tobías.
- Os he llamado yo – Terminó por decir Álex- Tengo información vital para la ciudad de Gaia.
- ¿Y no podría haber esperado al próximo pleno del consejo?
- No – Contestó tajante.
- Bueno, entonces explícate, joven.
- Lobos
- De eso ya nos informaron antes de venir aquí. ¿Para esas sandeces nos has llamado?
- No. Son Lobos, a las puertas de la frontera con la zona muerta. – El silencio se hizo absoluto en la sala por un momento.
- ¿Has dicho…en la frontera?
- Sí, ya vi a alguno que otro dentro de nuestras fronteras en alguna que otra caza. Aunque eran de un tamaño reducido. Lo que significa que estaban en el bosque mucho antes de la gran luz. Pero estos lobos, vienen de fuera, vienen de la zona muerta. Y son enormes, casi de la misma altura que cualquiera de nosotros.
- ¿Hay vida en la zona muerta? Menuda sandez ¡Por algo la nombramos así!
- Pues están ahí, se les habrá acabado el alimento donde quiera que lo consigan y nos han olido, vendrán aquí tarde o temprano.
- Esté tranquilo, joven cazador. Dudo mucho que esos lobos puedan trepar a los árboles por muy grandes que sean. ¿Verdad?
Todo el consejo rompió en una carcajada que se extinguió tan rápido como se había iniciado.
- Exijo una expedición. Yo y estos hombres, nos disponemos a vigilar el territorio.
- Como usted comprenderá – Interrumpió el consejero Edgar – No enviaremos a nuestros mejores cazadores a vigilar el bosque de una amenaza que ni tan siquiera nos concierne. Esos animales malolientes no pueden subir a los árboles. Estamos a salvo. Además que yo recuerde, jamás nadie ha pisado la tierra desde que tengo uso de razón. No hay razón para alarmarse.
- Sí esos lobos entran, tengan por seguro que hallarán el modo de subir. Iré a hablar con el maestro Marcus. Alguien debe protegernos a todos…
- Alejandro el Fernir. Nunca cambiarás. – Dijo arrogante el consejero Edgar – Tu pasado y obsesión con los lobos no debe entorpecer el desarrollo de Gaia. Si crees conveniente verlo, hazlo. Aunque su opinión poco variará respecto de la nuestra.


Una vez dicho esto, Álex comenzó a andar hacia la puerta de salida, dando un fuerte portazo al salir. Ahora era demasiado tarde para despertar al maestro Marcus. Volvería al día siguiente, y tenía claro que partiría con o sin su bendición.

2 comentarios:

  1. Hola, he llegado aquí por el evento de tuenti y como pedias sinceridad te la daré. Antes que nada tengo que decir que simplemente soy una lectora, muy activa pero lectora al fin y al cabo. He escrito algo y me he presentado a varios concursos pero no soy para nada una experta en este campo.
    Solo he leído el Secreto entre los árboles. Está bien. Me gusta el argumento, tiene posibilidades. Me gusta tu imaginación y sé que si tuvieras más espacio desarrollarías más profundamente el mundo y la sociedad que describes.
    Pero, en mi opinión, tienes que mejorar algunos aspectos. Debes cuidar un poco el estilo, si es así como se dice. Evita la repetición o intenta que no haya palabras que se parezcan fonéticamente, muy cerca.
    También, he visto que el narrador utiliza expresiones muy elaboradas y cultas y a la vez, coloquiales y de "ir por casa". Piensa que el narrador, aunque no es un personaje, sí es una voz independiente. Yo intentaría definirlo un poco más.
    Además, hay errores ortográficos, aunque no muchos(seguramente sean despistes); y gramaticales, falta de comas necesarias o, incluso, hay veces que faltan palabras en una frase (como si se te hubiesen borrado o como si estuvieras tan emocionado escribiendo que telas saltaras)lo que cambia por completo el significado y hace que tengas que adivinarlo.
    Y si me permites, como consejo, te diría que cuides la manera en la que publicas tus escritos. He visto por ahí "negritas", cambio de tipografía y, como te he dicho antes, fallos que se cometen porque estás tan absorto escribiendo y construyendo tu historia que se te pasa. Te recomiendo que leas y releas lo que escribes. Es lo que hacen los grandes autores. Esculpe tu historia y, luego lija y pule las imperfecciones. En el evento has dicho que te gustaría que se fijaran en ti editoriales. Demuestra seriedad y que esto no es un simple pasatiempo.
    Por último, quiero decir que no te desanimes. Que sigas escribiendo y aprendiendo de tus errores. Solo abierto a las criticas puedes mejorar. Habrá algunas que sean pura envidia o deseo de hacer daño. Habrá otras, espero que la mía la consideres así, que intenten ayudarte para que mejores.
    Espero que tengas suerte y algún día vea tu nombre en la Fnac. (Me he quedad con tu apellido ;) )

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  2. ¡Me alegra que hayas comentado!(Poca gente lo hace) Lo 1º ante todo es darte las gracias por leerme :) Y como bien dices me gustaría desarrollar más el tema (De hecho planteo escribir la novela en cuanto finalice la que estoy haciendo ahora)

    Lo de repetir palabras parecidas tanto morfológica como fonéticamente es algo que debo mejorar, al igual que lo de las comas (Son mi perdición) Los errores ortográficos como bien dices son fruto de el éxtasis que sufro mientras escribo, y al final pasa factura (Y la dislexia no ayuda mucho tampoco u.u)

    Lo de las negritas y cursivas ahí ya entras en mi modo de escribir. Hay muchos autores que cuando mencionan pensamientos lo hacen así << ...>> Yo lo hago en cursiva, porque me parece que se mete más en la historia, al igual que en el nombre de la ciudad "Gaia" lo hago en cursiva en vez de entre comillas. Y las negritas (sin mal no recuerdo de la primera parte de "El secreto entre los árboles") era para resaltar simplemente esas palabras.

    De todas formas, me tomo TODOS los comentarios como criticas constructivas, y de nuevo vuelvo a darte las gracias por gastar tu tiempo leyéndome. Espero que sigas haciéndolo en un futuro :)

    ¡Y yo también espero verme en el Fnac! Jajajajaja :P

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